sábado, 9 de enero de 2010

MADRES OFICIALES, HIJOS PRIVADOS

LICENCIAS PSIQUIATRICAS
                                          




I ) Dijo el Dr. House: -
"Los blancos flacuchos socialmente agraciados trazan un bonito círculo. Los de dentro del círculo son normales. A los de afuera hay que darles una paliza, machacarlos y reprogramarlos para meterlos en el círculo. Si eso falla hay que internarlos o compadecerlos, que es peor."
II) Nosotros decíamos hace algún tiempo que:
“…los docentes dedican más tiempo a planear estrategias que a llevar adelante su propia auto evaluación sobre las prácticas diarias…”, y que esa actitud “… los ayudaría a descubrir las creencias, actitudes y prejuicios que guían su trabajo en las escuelas del mundo real.” (La versión completa, y un par de cosas más, acá).
III) Un amigo que sabe de ésto dijo:
"Se ha roto el vínculo entre el docente y los alumnos, y el de los alumnos entre ellos.
La primera ruptura hace que los chicos sean vistos como un obstáculo para la tarea. La segunda, indica que no hay iguales, sólo acompañantes diplomáticamente tolerados."
Hoy, alumnos, nos dedicaremos a la primera ruptura. Apaguen sus celulares, por favor.


Diremos en primer lugar que demasiados docentes que ejercen en escuelas del ámbito oficial prefieren mandar sus hijos a las escuelas privadas.
Tal vez forman parte de la gilada que supone que la calidad de la educación se evalúa por el packaging (envase) o por la procedencia del fabricante, y no por su contenido. Obviamente, ser docente no es garantía de portación de cerebro.
También es probable el "capital cultural" de esos docentes incluya el racismo mal disimulado y el olvido crónico de quienes son y de dónde vienen ( y a donde los van a mandar los que realmente tienen la manija).
Pero es admirable  la esquizofrenia de no inscribir a sus hijos en las escuelas que los aceptan como docentes. (Será por eso??)
La abrumadora mayoría de  ellos es clase media, o, mejor dicho, mediopelo.
Alguien dijo en otra parte que en realidad dicha clase media no es una clase, sino un amontonamiento en busca de identidad. No es pobre, no es rica, no tiene blasones ni justificaciones, y parece definirse por la negativa: no son como nosotros, o no somos como ellos. Y sus integrantes detentan obscenamente su pánico a que los distintos (siempre los de "abajo") usurpen o compartan sus exclusivos y valorados lugares.
A titulo de demostración  desarrollan puntualmente entre diciembre y marzo una denodada resistencia a compartir vacantes en las Escuelas Públicas. Perdida la batalla (todos son y serán iguales, laicos y gratuitos), o el turno en la cola de la inscripción,  se refugian en la "privada", que, salvo excepciones, es una escuela diseñada para satisfacción de padres mediopelo-culposos y casi nunca para las necesidades del los alumnos.
Luego, a salvo de la chusma, desgranan puntualmente  las justificaciones de las goteras, la violencia, las computadoras, las huelgas, y demás  basura mediática o de peluquería, que los mediopelo consumen probamente como pollo de criadero: comés todos los días, pero cuando te carnean, no sabés si es de día o de noche, y encima no podés correr.

Me alegró  el activismo docente que hizo "despedir" a Posse, pero temo que muy en el fondo, frente a los alumnos, que es la hora de la verdad, demasiados colegas piensen como él.
Y no puedo dormir tranquilo. Especialmente si viene Bullrich. O algún otro celoso defensor de los derechos de la gente como uno.
Deberíamos recordar y tener en cuenta (anoten, por favor) que esa gente, en perpectiva histórica, a quienes no  dejan ingresar a sus escuelas, countrys, fortunas y futuros, es a nosotros. O sea, darse una vuelta por acá. Mientras tanto...