viernes, 30 de octubre de 2009

MEDIOS MEDIOS (o algo así...)





Hace un par de días, fui requerido telefónicamente para opinar en el programa mañanero de un conductor que escribe libros (o algo así), sobre ésto.
Manifesté brevemente mi posición, que comparto con algunos colegas  y no con otros.
En mi especialidad (la Salud  y extramuros) conviven tensamente dos posiciones. Una , hija pródiga del método científico, lleva adelante su cometido dividiendo la realidad en trozos cada vez más pequeños, estudiándolos en detalle, y proponiendo su solución acotada, minuciosa, y particular. Sus éxitos son resonantes, sus dudas no tanto.
La otra funciona al revés: desde la complejidad, busca grandes estructuras que suelen manifestarse confusamente, pero cuando se decodifican proporcionan soluciones más generales, menos espectaculares, y a veces más duraderas. Y por supuesto, también acumula algunas derrotas en el campeonato.
A veces, trabajamos juntos porque es de buena praxis transitar acompañados las zonas grises  para evitar encontrarnos con el Lobo Feroz (o con Caperucita), y otra de las cosas que sabemos es que si dos objetos están juntos a veces están relacionados, y a veces no. Para saberlo hay procedimientos claros.
Tanto una como otra posición tienen reglas conocidas en cuanto a la validación (dar por buena) una conclusión. Por suerte , algunos tipos bastante avispados gastaron/invirtieron buena parte de su vida pensando sobre las particulares formas en la que los hombres construyen y convalidan su conocimiento. Mis favoritos son Piaget, Peirce, Klimovsky, y siguen las firmas.
Yo dije claramente al aire que la generalización propuesta por algunos especialistas me parecía apresurada e innecesaria, y que lo descripto era un manifestación más de una patología mayor suficientemente estudiada, parcialmente resuelta, y que nos sigue dando a ambos bandos grandes dolores de cabeza.
El conductor, o algo así, cortó abruptamente mis palabras, me agradeció brevemente, y dejó la linea privada abierta. Y dijo a continuación que si él quería, podía ponerle un nombre nuevo a entidades como ésa, aunque no fuera profesional.

Primero: Dale nomás. Lo mismo un sabio que un gran profesor.
Segundo: Es de llamativa ética descalificar al aire cuando el otro ya no puede argumentar.
Tercero: Recomiendo calurosamente como antídoto contra ciertas producciones periodísticas este compuesto.

Y ahora brindemos por la Libertad de Expresión (o algo así).